Abu Simbel

Abu Simbel, el tesoro del sur de Egipto

Abu Simbel, el tesoro más impresionante del sur de Egipto, se encuentra a 297 kilómetros de Aswan y a 50 kilómetros de la frontera con Sudán. Este magnífico coloso del faraón Ramsés II se puede visitar en avión desde El Cairo o por vía terrestre privado o colectivo desde Aswan, la ciudad más meridional de Egipto.

Abu Simbel fue declarado Patrimonio de la humanidad por la Unesco y es uno de los atractivos turísticos más importantes de Egipto.

Cómo visitar Abu Simbel

Si se va por tierra, es imprescindible alojarse en Aswan o disponer de un día si está en un crucero. Desde Aswan parten excursiones privadas o grupales hacia Abu Simbel. Aunque un poco cansadora, es la forma más bonita de conocer esta obra maestra de la ingeniería egipcia. Es un recorrido de aproximadamente unas tres horas que recorre los 297 kilómetros de desierto de arena hasta llegar al templo más imponente de la región. Vale la pena levantarse al alba ya que es algo que ningún visitante puede perderse. Se parte al amanecer, casi a oscuras y amanece en medio del desierto. Se llega al Coloso y se tiene unas tres horas para admirar su fachada y recorrer el interior del templo. Las excursiones de día entero rondan los 40 o 50 dólares por persona.

Actualmente todos los servicios a Abu Simbel cuentan con los protocolos sanitarios requeridos para evitar el contagio del virus Covid-19. Se ha reducido el número de pasajeros en todo tipo de vehículos y se dispone de tapabocas y esterilización continua.

En avión: si no tiene tiempo para hacer el crucero por el Nilo o llegar hasta Aswan, se puede tomar un vuelo desde El Cairo, la capital egipcia, directo al aeropuerto de Abu Simbel. La visita es de un día entero y ronda los 600 o 700 dólares. Incluyen traslados al aeropuerto de El Cairo y traslado a los templos en Abu Simbel, guía y entrada al Templo.

Ramsés II, el coloso de Abu Simbel

El coloso en honor al faraón Ramsés II

Abu Simbel es el magnífico templo que representa a Ramsés II, el tercer faraón de la dinastía XIX, quien asumió en el 1279 a. C luego de la muerte de su padre, Seti I. Con él se inició una época de prosperidad y orden: 67 años de gloria para Egipto.

Ramsés II murió a los 82 años, dejando a Egipto en la cúspide. Abu Simbel es su templo más grandioso, esculpido en la piedra y consagrado a los dioses del Antiguo Egipto: Amón, rey de los dioses, Ptah el creador y Ra, el dios sol. Su fachada de 33 metros de altura impacta a los visitantes y muestra a Ramsés por cuadriplicado junto a su esposa favorita, Nefertari.

El monumento se construyó durante el reinado de Ramsés II en su honor y el de su esposa Nefertari, para conmemorar su victoria en la batalla de Kadesh (1274 a.C.) y demostrar su gran poder. Su construcción tardó 20 años.

Interior de Abu Simbel

Las cuatro figuras de Ramsés (uno decapitado por un terremoto en el año 27 a.C.) entronados y coronados, muestran un Egipto unificado y esplendoroso. En el interior, todo gira alrededor de Ramsés II, sus batallas, sus victorias y su transformación en Dios entronado junto a Amón, Ptah y Ra.

Al norte del Templo Mayor, se puede ver el tempo menor, también excavado en la roca y dedicado a Nefertari. Su fachada está decorada con seis estatuas, cuatro de Ramsés II y dos de Nefertari, todas de igual tamaño. La entrada conduce a una sala interior con columnas, coronadas de capiteles decorados con la cabeza de la diosa Hathor.

Templo Mayor y Templo Menor en Abu, Simbel. Egipto

Con el paso del tiempo, el monumento quedó sepultado bajo la arena. Fue redescubierto por Johann Ludwig Burckhardt en 1813. Este explorador suizo recorrió el cercano oriente y Nubia y fue famoso también por descubrir las ruinas de Petra, en Jordania.

Rescate del templo en 1968

El templo fue trasladado en 1968 a su emplazamiento actual. Esto se debió a la construcción de la presa de Aswan en el río Nilo, ya que el embalse de las aguas iba a ocasionar la inundación del templo. Fue reubicado en una colina artificial a 65 metros de altura.

El rescate del templo fue realizado por un equipo multinacional de arqueólogos, ingenieros y operadores de equipo pesado que trabajaron bajo las órdenes de la Unesco. En su época, costó 40 millones de dólares. El coloso de Ramsés II fue cuidadosamente partido en grandes bloques, desmantelado y reensamblado en su nueva ubicación a mayor altura y 200 metros mas lejos del río. Fue uno.de los mayores desafíos de la ingeniería arqueológica de la historia.

Sin dudas, un lugar que no puedes perderte si estás planeando tu viaje a Egipto.

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