La Manzana de las luces, 300 años de historia
Bienvenidos a la Manzana de las luces, un lugar histórico del casco fundacional de Buenos Aires, Argentina. Los invitamos a recorrer 300 años de historia en esta manzana, protagonista fundamental de la Historia Argentina.
Se trata de un sitio clave durante diferentes períodos históricos del país, ya que fue sede de instituciones vinculadas a su desarrollo cultural, educativo y religioso.
La manzana está delimitada por las calles Perú, Moreno, Bolívar y Alsina, en pleno barrio de Monserrat, a tan sólo una cuadra de la también histórica Plaza de Mayo, sitio de fundación de la ciudad.
Cómo se visita la Manzana de las luces
El Instituto de Investigaciones Históricas de la Manzana de las luces realiza visitas guiadas de lunes a viernes a las 15 horas y sábados y domingos a las 15, 16.30 y 18 horas. El costo es de 100 pesos argentinos y el punto de encuentro es la esquina de Perú y Moreno. Se visitan las casas redituantes, el patio de la vieja procuraduría y la sala de Representantes.
Hoy la Manzana de las luces está en proceso de restauración. El objetivo es devolverle la importancia que tuvo siempre como foco cultural de la ciudad y lo que le valió el nombre de Manzana de las luces.
¿Porqué se llama Manzana de las luces?
La denominación “Manzana de las Luces” apareció por primera vez en el periódico El Argos de Bs As en la edición del 1 de septiembre de 1821. El periodista Antonio Wilde se refería a esta manzana como la manzana de las luces como metáfora porque esta manzana era considerada como centro del iluminismo. Aquí hubo más de 40 instituciones en más de tres siglos de historia como el Colegio san Carlos o la Universidad, la imprenta, la biblioteca, etc
Hay otra versión que dice que cuando se funda la Universidad de Buenos Aires en 1821, en su acto inaugural, el primer rector, Antonio Sáenz hablaría de las luces de este solar. Igualmente, ambas teorías remiten a lo mismo, a las luces del conocimiento.
Manzana de las luces, obra de la compañía de Jesús
Un grupo de religiosos de la compañía de Jesús llegan al Río de la Plata en 1608 y se va a instalar frente a la hoy Casa Rosada, lo que era el fuerte en ese momento.
La compañía de Jesús fue creada por San Ignacio de Loyola. San Ignacio nació en 1491 como Iñigo López de Loyola en el castillo de Loyola, en Guipúzcoa, al norte de España.
Fue militar y luego religioso. Fue herido en combate y mientras se encontraba postrado comenzó a tener visiones de Dios y quiso estudiar más y profundizar en la vida de Jesús. Peregrinó al Monasterio de la virgen de Montserrat, cerca de Barcelona y a Jerusalén, Israel. Él consideraba que para expandir la palabra de Dios había que estar muy bien instruido. Fue a estudiar a la Sorbona de París y ahí con unos compañeros de estudio creó la Compañía de Jesús, una orden religiosa cuyos miembros se denominan jesuitas. Fue aprobada por el Papo Pablo III. San Ignacio se ordenó como sacerdote y cambió de nombre para llamarse Ignacio de Loyola.
La Compañía de Jesús tejió una impresionante red de colegios por todo el mundo. Para 1773 cuando el Papa Clemente XIV suprimió la orden, ya tenía 621 instituciones educativas en el mundo. Los objetivos principales de la Compañía de Jesús eran la acción misionera y la educación.
La compañía de Jesús en Hispanoamérica no solo predicaba y educaba, sino que fueron unos innovadores en el gerenciamiento de sus misiones, estancias y propiedades. Esto es lo que las va a diferenciar de todas las otras órdenes religiosas.
Todo este gerenciamiento lo hicieron para mantener sus colegios. Como profesaban el voto a la pobreza todos los colegios eran gratuitos.
Los jesuitas llegaron en 1608 al Río de la Plata
Pero la historia de esta manzana comienza en realidad en la Plaza de Mayo, que fue el primer lugar donde se instalaron los jesuitas, quienes llegan a la Trinidad (posteriormente Buenos Aires) en 1608.
Los jesuitas van a ocupar la mitad de la plaza, el espacio que hoy está entre la pirámide de mayo y la casa de gobierno. Ahí van a tener su colegio, su residencia y su primera iglesia (una pequeña capilla de adobe). Pero debieron trasladarse de allí porque la zona iba a ser nombrada plaza de armas y se iba a reforzar la defensa por el temor a los piratas. Los jesuitas se mudan de ahí y llegan definitivamente a este nuevo solar en 1662.
Esto en realidad va a ser un regalo de la dueña de todo este predio, Isabel de Carabajal, que era viuda, no tenía descendencia y les entrega este terreno a los jesuitas A cambio les pide que cuando muriera la enterraran con todos los honores y como personalidad notable a los pies del altar mayor de la iglesia de San Ignacio.
En la época colonial era una práctica habitual que las familias adineradas que rendían tributo a determinada cofradía tenían el privilegio de ser enterrado a los pies de los retablos. Mejor el tributo, mejor el lugar asignado. Es concedido, llegan acá los jesuitas y van a producir una verdadera revolución tecnológica.
Son los primeros en la aldea en construir con ladrillo. Las primeras construcciones eran de barro y de paja. No se construía con ladrillo, por motivos técnicos. No había madera suficiente para quemar en los hornos tejas y ladrillos. Ellos resuelven este problema, plantan durazneros que crecían rápido. El gran acopio de madera se hacia dónde hoy es el Colegio Nacional Buenos Aires. Había 60 hornos ladrilleros que llegaban hasta la calle Belgrano y van a dar origen a los primeros compuestos para el bloque más antiguo de la iglesia de San Ignacio y la vieja Procuraduría de las Misiones.
300 años de historia divididos en tres etapas
Para entender la historia de esta manzana podemos dividirla en tres etapas, la etapa jesuítica, la etapa virreinal y la etapa de la independencia. Porque por estas instalaciones pasaron 300 años y en ellas hubo diferentes instituciones que funcionaron en el mismo lugar a través del tiempo. Aquí se superpone la historia, de acuerdo al momento político funcionaron distintas instituciones en el mismo lugar.
Etapa jesuítica
La primera etapa es la jesuítica, que va desde la llegada de los jesuitas en 1608 hasta 1767 cuando son expulsados del Río de la Plata.
Una de las primeras construcciones que realizan los jesuitas es la Iglesia de San Ignacio. Comienzan a construirla por 1686, abre sus puertas en 1722 y fue consagrada en 1734.
A principio del siglo XVIII, (1710) se inició la construcción del “Colegio San Ignacio” y la Procuraduría de las Misiones, a cargo del arquitecto Juan Bautista Prímoli.
La procuraduría era una construcción de ladrillo de dos plantas, con bóvedas de cañón corrido y revestimiento de cal. Era la sede administrativa del comercio generado por las Misiones Jesuíticas.
Los jesuitas habían desarrollado un sistema único social, cultural y económico. Su misión era educar y evangelizar. Para poder cumplir con esto crearon establecimientos agro-ganaderos (estancias jesuíticas) y misiones que se sustentaban a sí mismos y generaban recursos para mantener los edificios educativos y sus residencias.
Si bien el Comercio y la producción de Potosí va a ser uno de los mecanismos más importantes de producción de dinero para las colonias españolas en América, la segunda y más especialmente para Buenos Aires van a ser los jesuitas.
La procuraduría de las misiones estaba a cargo de un padre procurador, quien administraba en este lugar todos los bienes que llegaban desde las estancias y misiones y desde acá se distribuían, era como un depósito.
Además, era un sitio de alojamiento de los indígenas de las reducciones que venían a Buenos Aires para cumplir con diferentes tareas.
También funcionó una botica que fue la primera farmacia, sobre la calle Alsina.
Etapa Virreinal
La segunda etapa abarca desde 1767, fecha de expulsión de los jesuitas, hasta 1816, fecha de Independencia.
Coincide además con la creación del Virreinato del Río de la Plata por el Rey Carlos III. Es por eso que en esta etapa el colegio de los jesuitas se llamó el Real Colegio San Carlos.
A esta época corresponden dos instituciones muy importantes: la Junta de temporalidades y el Protomedicato.
La Junta de Temporalidades se creó para ver que se hacía con todos los bienes que habían dejado los jesuitas. Se dividieron los bienes entre las órdenes religiosas que estaban en Buenos Aires como los betlemitas, los franciscanos y los dominicos.
El Tribunal del Protomedicato ( creado en 1780) estaba destinado a controlar el ejercicio de la medicina. En esa época había muchos curanderos, hechiceros, brujos y médicos sin título. El protomedicato les tomaba examen y les daba los títulos a los boticarios que eran los farmacéuticos y a los sangradores que eran los que sacaban sangre, los enfermeros de hoy. Era una función muy importante que se dio en esta esquina.
También en la etapa virreinal, a fines del siglo 18, funcionó la Imprenta de los Niños expósitos, creada por el virrey Vértiz para mantener a la Casa de los niños expósitos. Estos niños eran recién nacidos abandonados en puertas de iglesias.
De la misma época son las casas redituantes. En la vieja huerta del colegio se construyeron cinco casas de alquiler. Hoy se conservan 2 en pie que se pueden visitar. Se llamaban redituantes porque daban réditos a la corona española. Se alquilaban.
Etapa de la independencia
Ya para 1810 los virreyes van perdiendo peso y vamos camino a la independencia. En esta etapa se dan en la manzana otras instituciones, como la Universidad.
Es la época de Bernardino Rivadavia, una época de grandes cambios para la ciudad, que comenzó a modernizarse. En los antiguos depósitos de los jesuitas, Rivadavia creó, en 1821, la Universidad de Buenos Aires. La jura o el acto de apertura se realizó en el templo de San Ignacio.
En esta misma época, a instancias de Bernardino Rivadavia se crea el primer Museo de Historia Natural (1854), como se llamaba en ese momento a las ciencias naturales, que luego se trasladó al Parque Centenario con el nombre de Museo Bernardino Rivadavia.
También en esta misma época en este lugar funcionó el Archivo de Bs as. como parte de la Universidad de Bs as.
En una de las casas de redituantes de la etapa virreinal se construyó la Junta de representantes, más conocida como la Sala de representantes , que aún se conserva y se puede visitar. Fue construida por Próspero Catelin y allí funcionó la Legislatura de la provincia de Buenos Aires, el Congreso Nacional y el Consejo deliberante. Ahí juró Bernardino Rivadavia como presidente de las Provincias del Río de la Plata. También juraron Rosas como gobernador y Mitre como presidente en 1862.
Colegio Nacional Buenos Aires
Este majestuoso edificio construido en 1928 por el arquitecto belga Norberto Maillard, alberga el prestigioso Colegio Nacional Buenos Aires. Pero este solar fue siempre un centro educativo. Desde la época de los jesuitas, quienes crearon en 1662 el Colegio San Ignacio, el primer colegio que tuvo Buenos Aires. Luego de la expulsión de los jesuitas en 1767, el Colegio pasó a llamarse Colegio San Carlos en honor al rey Carlos III. En 1863 el colegio pasó a manos del Estado argentino y se creó el Colegio Nacional Buenos Aires.
Iglesia de San Ignacio
Construida también por la Compañía de Jesús, forma parte de la manzana de las luces. Ya habían construido una iglesia de adobe en la plaza de mayo. Aquí construyeron una segunda iglesia también de adobe y ya para fines del siglo XVII (1686) comenzaron a construir este edificio en ladrillos, que fue terminado en 1722.
Es la iglesia más antigua de la ciudad y una de las iglesias históricas. Los planos de San Ignacio son del arquitecto jesuita Juan Kraus, quien muere en la mitad del proyecto. Otros arquitectos jesuitas europeos se encargaron de las obras como Wolf, Weber y Andrea Bianchi.
La fachada que es de estilo barroco alemán, con movimientos, ondulaciones, pilastras, adornos y dos torres.