La Sagrada Familia en Barcelona: el ícono de Cataluña
La Sagrada Familia: toda gran ciudad tiene un símbolo máximo que la representa. Roma tiene el Coliseo, Nueva York tiene la Estatua de la Libertad, Río tiene el Cristo Redentor y Barcelona tiene la Sagrada Familia.
Es imposible pensar en la ciudad catalana y no recordar esta espectacular Basílica aún sin terminar. También, convengamos, como iglesia, es diferente de todo lo que existe y, al mismo tiempo, es la síntesis del modernismo catalán, surgido en Barcelona.
En mi visita a la capital de Cataluña, esta joya del modernismo fue mi primera parada pues necesitaba ver de cerca la famosa iglesia y, especialmente, conocerla por dentro, que fue la parte más sorprendente de la visita.
La Sagrada Familia
La Basílica del Templo Expiatori de la Sagrada Familia, como es conocida en catalán, o sólo Sagrada Familia, es la obra maestra de Antoní Gaudí, arquitecto responsable de las mayores obras encuadradas en el modernismo catalán, estilo que colocó a Barcelona en el mapa de la arquitectura (y del turismo) mundial.
La iglesia todavía no está completa y la previsión de “entrega” está marcada para el centenario de muerte de Gaudí, en 2026. Teniendo en cuenta que la basílica está en obras desde 1882 (lo que hace de ella la construción más larga de la ciudad) esperamos que el plazo se cumpla ya que todavía falta mucho para levantar. Pero como el propio Gaudí dijo: el cliente no tiene prisa.
Incluso en obras, la Basílica es considerada patrimonio mundial de la UNESCO y uno de los monumentos más visitados de Europa.
La Sagrada Familia, en Barcelona, era inicialmente un proyecto del arquitecto Francisco de Paula del Villar, que pensaba en revivir el estilo gótico en la nueva iglesia. Después de su salida del proyecto, en 1883, Gaudí asumió, remodelando por completo todo lo que había sido aprobado. Él pasó los últimos años de su vida trabajando solamente en la basílica, dentro de la cual se encuentra su cuerpo sepultado.
Nota: Sólo la parte construida por Gaudí aún en vida – la Fachada de la Natividad y la Cripta – son encuadradas por la UNESCO en su lista de patrimonios.
Desvelando el exterior de la Sagrada Familia
La basílica más famosa de Barcelona es una mezcla de los estilos gótico, art nouveau y modernismo catalán. En su forma final, albergará dieciocho torres, cada una de ellas simbolizando a los doce apóstoles, los cuatro evangelistas, la Virgen María y el más grande de todos, Jesucristo. Hasta hoy se han construido ocho de ellas y cuando se completen, la convertirán en la iglesia más alta del mundo.
La basílica también presenta tres caras, la primera simbolizando el nacimiento de Jesús; la segunda, la pasión de Cristo; y la tercera, la resurrección. En cada cara es posible observar la narrativa de los Evangelios, yendo desde la anunciación de Nuestra Señora la Resurrección de Cristo, pasando por su muerte. Todas las esculturas poseen un estilo bastante peculiar y son más armónicas y rebuscadas en el nacimiento y más simplificadas y angulares en la pasión.
El interior de la Sagrada Familia
A diferencia del exterior ocre, el interior de la Sagrada Familia es bastante colorido. Con vidrieras en toda su extensión van del rojo fuego al azul celestial, lo que hace el ambiente simplemente maravilloso. Sus columnas multicolores y altísimas, con su nave altamente rebuscada, hacen caer la barbilla de cualquiera.
Particularmente el interior me sorprendió, debido al misterio alrededor de él (es mucho más comercializada la imagen del exterior) y también a la apariencia más sucinta y limpia.
También es posible visitar una de sus torres, pero dependiendo del tiempo, puede estar cerrada por seguridad.
Cómo visitarla
Es muy fácil llegar a la Sagrada Familia. Si vas en metro, existe una estación que deja al turista bien en la puerta, que se llama … ¡Sagrada Familia!
Las filas para la compra de las entradas son enormes y es necesario la compra anticipada, pero como la visité durante el invierno, la espera fue pequeña y todo fue muy rápido.
