
¿Vas al lago Titicaca? Todos los consejos para pasar un fin de semana en la Isla Taquile
Isla Taquile, ubicada en el lago Titicaca y a unas tres horas en barco desde Puno, es un destino ideal para quienes buscan una experiencia distinta, lejos del turismo convencional. Este pequeño paraíso sin autos ni hoteles ofrece la posibilidad de vivir un fin de semana como un taquileño más, compartiendo su modo de vida, su cocina y sus tradiciones textiles milenarias.
A diferencia de otras islas del lago, Taquile ha conservado su organización comunitaria. La población local gestiona el turismo de forma sostenible y equitativa, limitando el número de visitantes y fomentando la convivencia respetuosa. Aquí no se viene a “ver” algo, sino a ser parte de algo.
Isla Taquile: cultura viva en el corazón del Titicaca
Desde el puerto de Puno parte el barco comunitario hacia Taquile. La travesía dura alrededor de tres horas, bordeando las aguas azules del lago Titicaca y permitiendo avistar aves, montañas y otras islas flotantes en el camino.

Al llegar, los anfitriones de las casas familiares te reciben con calidez. No hay taxis ni motores, así que el primer contacto con la isla es a pie, subiendo por un sendero empedrado entre terrazas agrícolas, muros de piedra y ovejas pastando.
Después del almuerzo, una sopa andina, papas y trucha fresca, podés pasear por el centro del pueblo. Allí está la pequeña plaza, la iglesia y la famosa tienda de tejidos, donde se venden piezas elaboradas por los propios habitantes. En Taquile, los hombres tejen desde niños y las mujeres hilan, en una tradición reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Por la tarde, es posible sumarse a actividades cotidianas: ayudar en la cosecha, ver un partido de fútbol de los locales, aprender a tejer una bufanda, o simplemente contemplar la inmensidad del lago mientras cae el sol. No hay electricidad convencional, pero sí paneles solares. Tampoco hay bares ni wi-fi: las estrellas y el silencio son el espectáculo nocturno.
Por la noche, la familia te lleva a alguna celebración (algo frecuente en Taquile) y te presta las ropas tradicionales para sentirte como un local. Una vez allí, puedes participar de los rituales y danzas tradicionales.
Día 2: Ritual, naturaleza y despedida
El segundo día comienza con un desayuno sencillo pero energético: pan casero, café de cebada y queso fresco.
Luego del desayuno, lo ideal es recorrer los senderos hacia el norte de la isla, donde los miradores naturales regalan vistas panorámicas del Titicaca y del nevado Illimani en días despejados. En el camino se encuentran restos arqueológicos preincaicos, cactáceas y flores andinas.
Antes de partir, los anfitriones suelen hacer una despedida con palabras y cantos. Se intercambian regalos simples: hojas de coca, pan, alguna prenda tejida. No es un turismo de consumo, sino de intercambio. Lo que uno se lleva no es una postal, sino una vivencia.

Consejos prácticos para el viaje
- Cómo llegar: desde el puerto de Puno parten barcos diarios hacia Taquile. Se recomienda tomar los de la comunidad, no los tours rápidos.
- Dónde dormir: las familias locales ofrecen alojamiento en habitaciones sencillas, limpias y cómodas. Todo se coordina con anticipación en Puno o directamente en el puerto.
- Qué llevar: abrigo para la noche, protector solar, agua potable y algún presente para los anfitriones (alimentos no perecederos o útiles escolares son bien recibidos).
- Importante: en la isla no hay cajeros automáticos ni señal telefónica. Llevar efectivo.
Una experiencia que transforma
Pasar un fin de semana en la isla Taquile es mucho más que hacer turismo: es compartir, aprender y desacelerar. Allí, donde el tiempo parece fluir con otro ritmo, uno descubre que hay otras formas de habitar el mundo. Con menos ruido y más humanidad. Con menos cosas y más sentido.
¿Querés vivir el Titicaca de verdad? Taquile te espera, sin apuros, sin filtros y con los brazos abiertos.