Roma barroca: descubre sus maravillas
Roma barroca: te proponemos un recorrido por la Roma del siglo XVII, la Roma del Barroco, de los palacios, de las esculturas, de la exuberancia.
El barroco fue un movimiento artístico que se extendió todo el siglo XVII y enriqueció a Roma con palacios y monumentos únicos en el mundo. Es un arte recargado e irregular. Su nombre viene de “barroca”, un tipo de perla que se puso de moda en esa época y se caracterizaba por su exquisitez, sus formas curvas y su gran valor. En el arte barroco primaba la teatralización, la escenografía, la exageración y el dramatismo. Se oponía a la contención y armonía del clasicismo.
Por esa época, Roma se convirtió en un gran foco cultural y artístico, de la mano de dos figuras muy importantes: Gian Lorenzo Bernini y Francesco Borromini. Cada uno con sus características, crearon magníficas obras. Era la época de la Contrarreforma de la Iglesia Católica. A través del arte, la iglesia quería afirmar su autoridad y hacer de Roma la ciudad más importante de la cristiandad.
El Barroco se caracterizaba por el movimiento, el dinamismo, la exuberancia y la monumentalidad. Trabajan con líneas curvas, claroscuros y diferentes planos para crear juegos visuales. Y lo más importante, las obras interactúan con el espacio urbano, las fachadas se consideran como telones de fondo de una escenografía de una plaza o de una calle.
Recorramos las obras principales de la Roma barroca. Comenzamos por la Basílica de San Pedro, en el Vaticano:
Basílica de San Pedro
La Basílica de San Pedro en el Vaticano es uno de los edificios más visitados de Roma y del mundo. Su cúpula, obra maestra de Miguel Ángel, domina el horizonte de la ciudad eterna.
Aunque no sea la Catedral de Roma, es la iglesia más grande de la cristiandad y es considerada como uno de los lugares más sagrados del catolicismo. Se encuentra ubicada sobre el lugar de entierro del apóstol San Pedro, uno de los discípulos más destacados de Jesús y considerado por la iglesia católica como el primer Papa. Según la tradición católica, su sepultura se encuentra justo bajo el altar mayor de la basílica.
Si bien el proyecto original de la Basílica de San Pedro es de Bramante del 1506 y fue retomada en el 1545 por Miguel Ángel, recién se termina de construir a principios del siglo XVII. En 1607, se encarga la fachada al arquitecto Carlo Maderno, quien realiza un gran pórtico monumental formado por tres partes: el zócalo con una escalinata, un cuerpo con semicolumnas gigantes y un ático superior que se apoya sobre un gran entablamento monumental. Se le criticó mucho que esa fachada era demasiado alta y tapaba la vista de la cúpula.
El Baldaquino de San Pedro
El baldaquino que se encuentra bajo la cúpula de la Basílica de San Pedro es uno de los monumentos más espectaculares y suntuosos de la Roma barroca. Un baldaquino es un mueble sagrado que se utilizaba para cubrir y proteger a los obispos, papas y cardenales durante las procesiones.
El célebre baldaquino de San Pedro mide 28 metros de altura y está realizado en bronce. Conta de 4 columnas salomónicas erigidas sobre sendos pedestales de mármol. Son líneas helicoidales que se van enroscando y subiendo. Están decoradas con laureles donde corren lagartos (símbolo de resurrección) y vuelan abejas (símbolo de la familia Barberini que encarga el baldaquino). Las columnas culminan en elementos curvos y volutas. Sobre el entablamento hay estatuas de ángeles y de puttis ( querubines) y el remate final termina en un globo y una cruz que apuntan directamente al óculo de la cúpula.
Fue encargado por el Papa Urbino XII (Maffeo Barberini) a Gian Lorenzo Bernini en 1624. Bernini fue uno de los grandes personajes del Barroco. Encarna la figura del artista total: fue pintor, escultor y arquitecto. Se lo considera el Miguel Ángel del Barroco. Nació en Nápoles en 1598. Llegó a Roma muy joven y tuvo una larga y exitosa carrera. Es el arquitecto de los Papas y responsable de las grandes transformaciones urbanísticas de Roma.
La columnata de Bernini
La Gran Plaza de San Pedro es el proyecto más emblemático de Gian Lorenzo Bernini. Luego de construir la Basílica y su monumental fachada, era el elemento que faltaba para rematar la obra de San Pedro. Ya desde 1506, Bramante se había planteado un espacio abierto. Es decir, la relación cívica, urbana de la basílica.
Bernini concibe la plaza como una escala gigantesca que haga juego con la fachada también gigantesca de Maderno. Construye una gran columnata de orden toscano en forma de óvalo que va cerrando el espacio. Es la línea curva, típica del barroco que le da movimiento y dinamismo. El punto central es el obelisco romano. Este antiguo obelisco había sido trasladado anteriormente y colocado en el centro. Bernini respeta ese punto focal y a ambos lados coloca dos fuentes.
La plaza que quedaba encerrada en la columnata era un espacio gigantesco, pensado para ceremonias al aire libre. Hasta el día de hoy se lo utiliza con este fin. Todos los miércoles, el Papa recibe a sus fieles en la plaza. Era una gran escenografía religiosa, con la fachada de la Basílica al fondo, que sería el altar.
Capilla Altieri
Seguimos nuestro recorrido por la Roma barroca. Nos vamos del Vaticano al barrio de Trastevere a visitar la Capilla Altieri en la Iglesia de San Francesco a Ripa. En una de sus capillas, se ubica una obra maestra del barroco: la estatua del éxtasis de la beata Ludovica Albertoni. Realizada en mármol, fue una obra tardía de Bernini, tenía 75 años. La beata era una noble romana que ingresó a la orden de los franciscanos y fue beatificada en 1671, momento en que la familia Altieri decide construir la capilla.
Bernini no sólo talla el mármol con una maestría inigualable, sino que crea toda una escenografía alrededor. El artista creó un marco arquitectónico para centrar la vista en la escultura y pensó cada detalle: donde colocarla, la luz, etc. Levantó dos paredes inclinadas que hacen de escenario. La pared del fondo está retirada para esconder dos ventanas que proporcionan luz y realzan la blancura de la estatua en la capilla en penumbra. Son increíbles los pliegues del hábito y de las telas del sarcófago y la expresión del rostro de la beata.
Capilla Cornaro
Considerada por él mismo como su mejor obra, la Capilla Cornaro de Gian Lorenzo Bernini es otra obra maestra del Barroco. Estamos en la pequeña iglesia de Santa María de la Victoria, en la vía XX Settembre de Roma.
Gian lorenzo Bernini fue contratado por el cardenal Federico Cornaro, que había elegido esta iglesia de las carmelitas descalzas para construir su capilla familiar. La emplazó en un lugar destacado, a la izquierda del altar. En una hornacina central se ubica el grupo escultórico, obra maestra de Bernini: el éxtasis de Santa Teresa, ubicada en un magnífico templete con frontón y columnas de mármol. El escultor elige los mármoles negros para contrarrestar la luz que está dada por unos rayos que descienden de la parte superior y dejan más oscura la parte inferior.
En los laterales, Bernini construyó dos palcos como si fuera una representación teatral, típico del Barroco. En ellos, miembros de la familia Cornaro asisten al éxtasis de la virgen.
La elección del tema se debió a la reciente canonización de Santa Teresa de Jesús, en 1622. La escultura representa la unión mística de la santa con Dios que se representa con un cupido que le atraviesa el corazón.
Fontana de los cuatro ríos
Para completar nuestro tour de arte por la Roma barroca no puede faltar la magnífica Fuente de los cuatro ríos, también obra de Bernini. Está ubicada en una de las más bellas plazas de Roma: la Piazza Navona, que en la antigua Roma era el estadio de Domiciano, un espacio para competiciones deportivas y luchas de gladiadores. Actualmente es una plaza de forma alargada que contiene tres fuentes, esculturas y edificios de gran valor artístico.
La más imponente de las fuentes es la fuente de los cuatro ríos, encargada en 1648 por el Papa Inocencio X a Bernini. Es un gran estanque elíptico de agua coronado por un gran grupo escultórico que sirve de soporte a un obelisco, copia de un obelisco egipcio. Cuatro colosales figuras humanas representan a los cuatro ríos más grandes conocidos hasta ese momento: el Ganges, el Nilo, el Danubio y el Río de la Plata. Estos a su vez representaban a los 4 continentes. Del agua emergen animales como un león, un caballo, un cocodrilo y serpientes.
Frente a la fuente, la imponente fachada de la iglesia de Santa Inés en agonía, obra de Francesco Borromini, el eterno rival de Bernini. Elegante y armónica, se levanta desafiante frente a la plaza con su bella cúpula y torres campanarios. Borromini, junto con Bernini fueron los artistas más importantes de la Roma barroca del 1600.