
Qué visitar en Rumanía: 9 días recorriendo el país de Drácula
Qué visitar en Rumanía, un país que sorprende a quienes lo visitan. Entre castillos medievales, montañas cubiertas de bosques, ciudades históricas y tradiciones que parecen detenidas en el tiempo, este destino ofrece un viaje lleno de contrastes.
Rumanía se ubica en el sureste de Europa, limitando con Hungría, Serbia, Bulgaria, Ucrania y Moldavia, y bañada por las aguas del mar Negro. Es un país de contrastes, donde las montañas de los Cárpatos se combinan con llanuras fértiles y playas tranquilas. Su historia está marcada por influencias romanas, otomanas y austrohúngaras, lo que se refleja en su arquitectura, gastronomía y tradiciones. Famosa por los castillos de Transilvania, las iglesias fortificadas, los monasterios pintados de Bucovina y la vitalidad de ciudades como Bucarest y Cluj. Rumanía es un destino que mezcla leyenda, cultura y naturaleza en cada rincón.
Te proponemos el mejor itinerario para saber qué visitar en Rumanía durante 9 días. La mejor guía para aprovecharlos al máximo:
Día 1: Bucarest, la capital vibrante
Tu aventura «qué visitar en Rumanía» comienza en Bucarest, una ciudad que mezcla la elegancia de sus avenidas con la huella de su pasado comunista. Recorrerla es descubrir contrastes: edificios art déco junto a construcciones grises de la era soviética, cafés modernos conviviendo con iglesias ortodoxas centenarias.
Uno de los imperdibles es el imponente Palacio del Parlamento, considerado el segundo edificio administrativo más grande del mundo. También resulta emocionante caminar por la Plaza de la Revolución, donde en 1989 cayó el régimen de Ceaușescu.

Para un respiro cultural, nada mejor que entrar al Ateneo Rumano, una sala de conciertos de estilo neoclásico que es un símbolo de la ciudad. El casco antiguo, con sus calles peatonales llenas de bares, restaurantes y terrazas, es el lugar perfecto para cerrar el día probando la gastronomía local. Noche en Bucarest.
Día 2: Sinaia y el Castillo de Peleș
Dejando atrás el bullicio de la capital, el viaje sigue a 139 km al norte de Bucarest, hacia Sinaia. Este encantador pueblo de montaña ubicado en en los Cárpatos está rodeado de bosques y aire fresco. Además, es el lugar para visitar una de las joyas más famosas de Rumanía: el Castillo de Peleș.
Construido en el siglo XIX, este palacio de estilo neorrenacentista parece salido de un cuento de hadas. Sus interiores, decorados con mármol, madera tallada y vitrales, son aún más espectaculares que su fachada. Muy cerca, se puede visitar también el Monasterio de Sinaia, que da nombre al pueblo. Pasear por sus calles tranquilas y disfrutar del paisaje montañoso hacen de este día una pausa perfecta entre cultura y naturaleza. Noche en Sinaia.

Día 3: Brașov, la ciudad medieval
El tercer día lleva a Brașov, a 50 km de Sinaia y una de las ciudades más pintorescas de Transilvania. Rodeada de montañas y con un aire medieval, Brașov invita a perderse entre sus murallas y calles adoquinadas. La Plaza del Consejo es el corazón de la ciudad, siempre animada por músicos callejeros y cafés al aire libre. Muy cerca se alza la Iglesia Negra, el templo gótico más grande de Rumanía, que debe su nombre a los incendios que ennegrecieron sus muros.
Para quienes buscan una vista panorámica, subir en teleférico o caminando hasta el Monte Tampa regala una postal inolvidable de la ciudad rodeada de montañas. Por la noche, nada mejor que cenar en un restaurante típico y probar platos como la ciorbă (sopa agria) o el gulash de influencia húngara. Noche en Brașov.
Día 4: El Castillo de Bran y la Fortaleza de Râșnov
Muy cerca de Brașov se encuentra el famoso Castillo de Bran, conocido en todo el mundo por la leyenda de Drácula. Aunque su relación con Vlad Tepes (príncipe de Valaquia en el siglo XV cuya figura inspiró la leyenda de Drácula) es discutida, la atmósfera medieval y sus torres elevadas lo convierten en una visita imperdible. Caminar por sus pasadizos estrechos y balcones ofrece una experiencia casi mágica. Regresando hacia Brașov visitaremos la Fortaleza de Râșnov, una ciudadela medieval que domina el valle desde lo alto de una colina. Sus murallas, torres defensivas y casas en ruinas transportan al visitante al pasado, y las vistas panorámicas de los Cárpatos son sencillamente espectaculares. Noche en Brașov.

Día 5: Sighișoara, una joya medieval
El quinto día se dedica a Sighișoara. Salimos de Brașov y nos trasladarnos 115 km más al norte para llegar a este lugar que parece detenido en el tiempo.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es una de las pocas ciudades medievales habitadas de Europa. Sus casas de colores, torres y callejuelas adoquinadas crean una atmósfera de cuento. Aquí nació Vlad Tepes y todavía se conserva la casa donde vivió durante su infancia. La Torre del Reloj, con su mirador, ofrece una vista inolvidable del conjunto urbano. Pasear sin prisa por sus calles es la mejor manera de descubrir el encanto de esta ciudad única. Noche en Sighișoara.
Día 6: Sibiu, tradición germánica
El viaje continúa hacia Sibiu, una ciudad que respira elegancia y cultura. Antiguamente habitada por colonos sajones, conserva un aire germánico en sus plazas, iglesias y edificios. La Plaza Grande es el punto de encuentro, rodeada de palacios y cafés, mientras que la Plaza Pequeña (Piața Mică) sorprende por su ambiente íntimo y pintoresco. Uno de sus rincones más curiosos es el Puente de las Mentiras, envuelto en leyendas locales.
La ciudad, que fue Capital Cultural Europea en 2007, ofrece además museos y un ambiente vibrante, con eventos artísticos y musicales durante todo el año.
Día 7: Maramureș y la vida rural
Para quienes buscan conocer la Rumanía más auténtica, la región de Maramureș es un destino imprescindible. Aquí la vida transcurre al ritmo de la tradición: aldeas con casas de madera, mujeres con trajes típicos y paisajes verdes que parecen sacados de una postal. Las iglesias de madera, muchas de ellas Patrimonio de la Humanidad, son un ejemplo de la arquitectura popular local. Entre las visitas más curiosas está el Cementerio Alegre de Săpânța, famoso por sus tumbas coloridas y epitafios que cuentan con humor la vida de los difuntos. Esta región es la mejor manera de conectar con la esencia rural del país.
Día 8: Bucovina y los monasterios pintados
La siguiente etapa del recorrido lleva al norte del país, cerca de la frontera con Moladavia. Bucovina es la tierra de monasterios únicos en el mundo. Sus muros exteriores están decorados con frescos de vivos colores que representan escenas bíblicas, y que se han conservado por siglos a pesar de las inclemencias del tiempo. El Monasterio de Voroneț es conocido como la “Capilla Sixtina del Este” por el intenso azul de sus pinturas, mientras que Sucevița y Moldovița completan un circuito espiritual y artístico sin igual. Además de la riqueza cultural, los paisajes montañosos de la zona ofrecen un marco natural de gran belleza.

Día 9: Regreso a Bucarest
El último día es ideal para regresar a Bucarest y aprovechar las últimas horas en la capital. Una caminata por el casco histórico, un paseo tranquilo por el Parque Herăstrău o una última visita a algún museo son maneras de despedirse de la ciudad. No hay que irse sin probar algunos sabores típicos como los sarmale, rollos de repollo rellenos de carne, o los papanasi, un postre con queso fresco y mermelada que endulza cualquier despedida.
Rumanía es un país lleno de historia, leyendas y paisajes que enamoran. Este recorrido «Qué visitar en Rumanía» durante nueve días permite conocer lo más destacado: la mágica Bucarest, las aldeas rurales de Maramureș, los castillos de Transilvania y los monasterios pintados de Bucovina. Una mezcla única de cultura, tradición y naturaleza que convierte a este destino en un viaje inolvidable.