Samaipata, Bolivia: tranquilidad, historia y naturaleza
Samaipata es una pequeña ciudad en Bolivia, donde se respira aire puro y donde se puede disfrutar del agradable silencio de sus amistosas calles. Son cerca de 3.000 habitantes – muchos de ellos extranjeros que no pudieron resistirse al clima especial que la ciudad ofrece. Pero al final, ¿qué tiene de especial la ciudad? ¿Qué hacer en Samaipata para justificar unos días visitando la ciudad?
La verdad es que Samaipata no parece una ciudad típicamente boliviana. Por supuesto se dará cuenta de las cholitas con sus trenzas y faldas típicas, y será capaz de comer una deliciosa salteña. Pero Samaipata tiene una cierta mezcla de viajeros, hippies y extranjeros que dan un aire único a ese lugar. A continuación le mostramos lo que puede hacer enSamaipata
Qué hacer en Samaipata
El Fuerte de Samaipata
Esta es la principal atracción de Samaipata. Se trata de un sitio arqueológico, que consiste en una piedra enorme ubicada estratégicamente en lo alto de una montaña.
¿Cómo así una piedra? Sí, esa es la piedra más grande del mundo (220m de ancho), que sirvió como centro religioso y administrativo para diferentes pueblos.
Hay registros desde el período de 400 a 800 DC, cuando el lugar fue ocupado por los Mojocoya. Después de eso, vinieron el pueblo Chané (de los años 800 a 1450 DC) y los Incas en el siglo XIV. Hasta los españoles colonizadores sacaron provecho de aquí, usando el lugar como ruta segura entre Assunción (Paraguay) y Lima (Perú).
Qué hacer en Samaipata
El Fuerte de Samaipata
Esta es la principal atracción de Samaipata. Se trata de un sitio arqueológico, que consiste en una piedra enorme ubicada estratégicamente en lo alto de una montaña.
¿Cómo así una piedra? Sí, esa es la piedra más grande del mundo (220m de ancho), que sirvió como centro religioso y administrativo para diferentes pueblos.
Hay registros desde el período de 400 a 800 DC, cuando el lugar fue ocupado por los Mojocoya. Después de eso, llegó el pueblo Chané (de los años 800 a 1450 DC) y los Incas en el siglo XIV. Hasta los españoles colonizadores sacaron provecho de aquí, usando el lugar como ruta segura entre Asunción (Paraguay) y Lima (Perú).
El hecho es que El Fuerte de Samaipata es una de las construcciones monolíticas más importantes del mundo, siendo Patrimonio de la UNESCO. Observará diferentes canales, estanques y dibujos tallados en esa gran piedra.
Las Cuevas
Para aquellos que disfrutan de cascadas, esta es la mejor sugerencia sobre qué hacer en Samaipata. Las Cuevas son un conjunto de 3 caídas de agua, que forman piscinas naturales ideales para el baño.
Las Cuevas se encuentran a unos 20 km del centro de Samaipata. Para llegar allí, contrate un taxi (alrededor de 70 – 80B ida y vuelta). La entrada a las cascadas cuesta 15B.
Amboro National Park
Considerado uno de los parques con mayor diversidad ecológica del mundo, el Amboro National Park ocupa gigantescas 400 hectáreas de área protegida, y uno de los accesos al parque queda cerca de Samaipata.
En una visita podrá observar la fauna del local, que incluye pumas, jaguares y más de 900 especies de pájaros. Hay 3 tipos de vegetación en el parque: la selva amazónica, el chaco y las plantas rastreras de la Cordillera de los Andes. Los helechos gigantes son imperdibles.
Debido al tamaño del parque, es necesario hacer el paseo con una guía. Es sólo cerrar un trato con una agencia en el centrito de Samaipata.
Andar por el centro de Samaipata
Reserve al menos una tarde para caminar por las calles simpáticas y polvorientas de Samaipata. Una parada en la plaza central para observar la vida de los moradores, un paseo por la feria que ocurre allí cerca, las fachadas de colores …
Dónde alojarse en Samaipata
Aunque la ciudad es pequeña, encontrará algunas opciones de alojamiento en Samaipata. Pero sin duda, el mejor y más fresco es El Pueblito Resort.
El hotel se remite a una pequeña aldea y su construcción es todo temático: cada habitación tiene su propia identidad. Tiene el banco, la panadería, la floricultura, la librería, etc.
Además, el El Pueblito Resort también tiene una plaza central, una pequeña iglesia y una muy buena zona de recreo. La piscina es acogedora, pero el frío nos mantuvo bien lejos de ella.
El restaurante del hotel está abierto al público – y el hotel es tan bueno que incluso quien no se aloja allí va para pasar el día.
