Estancias jesuíticas en Córdoba, Patrimonio de la Humanidad
Las estancias jesuíticas en Córdoba, Argentina, son cinco y se pueden visitar: Jesús María, Caroya, Santa Catalina, Alta Gracia y La Candelaria. Integran junto a la Manzana Jesuítica de la ciudad de Córdoba, el conjunto declarado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en el año 2000.
El legado jesuita en Argentina
Los jesuitas llegaron al actual territorio de la provincia de Córdoba en 1599. Hasta su expulsión en 1767, desarrollaron un sistema único social, cultural y económico. Se asentaron en lo que hoy se denomina la Manzana jesuítica en la ciudad de Córdoba con el objetivo de educar y evangelizar a los habitantes de la región. Para poder cumplir esa labor crearon establecimientos agro-ganaderos que se sustentaban a sí mismos y generaban recursos para mantener los edificios de Córdoba. Son las famosas Estancias jesuíticas, todas Monumentos Históricos Nacionales y Patrimonio de la Humanidad.
Con los fondos obtenidos de las actividades agropecuarias, los jesuitas solventaban las actividades del centro urbano donde estaba la primera Universidad del territorio argentino, la imprenta y el colegio convictorio que alojaba a los alumnos.
Camino de las Estancias Jesuíticas
Hoy se puede hacer este recorrido para descubrir el gran valor patrimonial y la importancia mundial de este lugar histórico, sumado a bellos paisajes y tradiciones.
Estancias jesuíticas: Jesús María
Por la ruta 9 y a 57 km hacia el norte de la ciudad de Córdoba, llegamos a la primera estancia de nuestro recorrido: Jesús María. Construida en 1618, fue el segundo núcleo productivo del sistema organizado por la Compañía de Jesús, después de Santa Catalina, la estancia más grande. Fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1941 y ahí comenzó su protección y restauración.
Esta estancia se caracterizó por la producción vitivinícola, por lo que se puede visitar su bodega. El casco, construido en el siglo XVII, tiene detalles de ornamentación que muestran la mano de obra indígena. Sirvió de alojamiento a próceres de la historia argentina como San Martín y Belgrano.
En la estancia funciona el Museo Jesuítico Nacional de Jesús María, destinado a recordar la labor de la Compañía de Jesús. Cuenta con más de 30.000 piezas como documentos, muebles y utensilios de los siglos XVII y XVIII, pinturas y cerámicas.
Al lado de la estancia, hay un molino propiedad del encomendero Pedro de Deza, declarado Monumento Histórico Nacional.
Se visitan con un recorrido auto-guiado la iglesia, la residencia, la bodega y los antiguos molinos. Abierta de lunes a domingo de 14 a 18 hs. Teléfono: (03525) 420126
Estancia jesuítica: Caroya
Colonia Caroya se ubica a tan sólo 4 km de la estancia Jesús María. Se conservan la antigua capilla, el gran patio con emparrado y la galería de cuartos.
Fue el primer establecimiento rural organizado por los jesuitas, en 1616. Se utilizó como residencia de verano para los estudiantes. Luego de la expulsión de los jesuitas, se instaló aquí la primera fábrica de armas blancas del país, que funcionó durante las guerras por la independencia entre 1814 y 1816.
En 1878 se convirtió en residencia de los inmigrantes friulanos que fundaron la Colonia Caroya, que hoy también se puede visitar en las cercanías. En la estancia se hace una visita guiada por el Museo Histórico y de los inmigrantes. Recorriendo el predio se pueden ver la residencia, el claustro, la capilla, el tajamar, las ruinas de la fragua, las acequias y el pozo donde se trataba el acero.
Teléfonos: (03525) 426701 / 428581
Estancia jesuítica de Santa Catalina
También ubicada hacia el norte de la ciudad de Córdoba, se toma la ruta 9 y se desvía hacia Ascochinga. Santa Catalina fue la más importante de las estancias jesuíticas y la edificación más grande que construyeron los jesuitas fuera de la ciudad de Córdoba. Comenzó su organización en 1622.
Al principio se dedicaron a la plantación de frutales y vides. Cuenta la tradición que aquí se produjo el primer vino del virreinato del Río de la Plata, el “Lagrimillla de oro”, que fue servido en la mesa del rey. Con el paso del tiempo, se convirtió en un gran centro de producción agropecuaria con miles de cabezas de ganado.
Se puede visitar con un guía del lugar. Se mantiene la iglesia monumental, el cementerio, el claustro principal, el noviciado, los talleres, las viviendas y el tajamar.
La iglesia tiene una sola nave con cúpula y una magnífica fachada barroca con dos torres estilizadas. De su espléndido pasado se conservan cuadros de Potosí, joyas de la sacristía y un altar mayor de algarrobo dorado con magníficos detalles.
Teléfono: (03524) 471856
Estancias Jesuíticas: Alta Gracia
Ubicada a 38 km de Córdoba hacia el suroeste por la ruta 5, la estancia de Alta Gracia es uno de los edificios jesuíticos más notables. Su construcción data de 1643 y es un conjunto barroco de gran belleza arquitectónica. La iglesia no tiene torre ni campanario pero si una original espadaña. Se destacan el altar mayor y el púlpito de estilo rococó.
Junto a la iglesia, se levanta la residencia construida en forma de “L” que hoy es la sede del Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers. El recinto dispone de 17 salas con valiosos objetos que pertenecieron a la estancia, que además fue propiedad de Santiago Liniers. Se destaca la puerta tallada a azuela y las rejas trabajadas a mano.
Se puede realizar la visita guiada accediendo al patio principal por una escalinata central muy elegante. Además del museo, se pueden ver el obraje, el tajamar, las acequias, las ruinas del molino y el antiguo horno.
Abierta viernes, sábados y domingos de 10.30 a 16.30 hs. Teléfono: (3547) 421303 / 428734
Estancias jesuíticas: La Candelaria
Es la estancia más alejada de la ciudad de Córdoba. Se ubica a 174 km de la capital, en plena zona serrana. Está emplazada al norte de las Sierras Grandes, en el departamento de Cruz del Eje.
Fue creada en 1683 como establecimiento rural. El lugar estaba destinado a la explotación del ganado mular, que se comercializaba con el Alto Perú.
Hoy es una de las estancias mejor conservadas y está rodeada por un bello entorno natural. Parece una fortaleza de gruesos muros con los diferentes recintos organizados en torno a una patio central rectangular.
Se puede visitar la capilla y la residencia. En la capilla se conservan valiosas reliquias, entre ellas una talla de la virgen de la candelaria y un sagrario de madera policromada. Además se observan las ruinas de la ranchería (habitaciones de esclavos), el obraje, los corrales y los restos del tajamar, las acequias y el molino.
Con la expulsión de la orden, el terreno fue parcelado y vendido. El estado lo expropió y la Unesco lo reconoció en el año 2000. Hoy es punto de encuentro de los habitantes de la zona rural que se reúnen para celebrar comuniones y bautizos. Cada 2 de febrero se homenajea a la virgen de la candelaria que le da nombre al lugar.
Teléfono: (0351) 4333425