Feria de San Telmo, la feria de antigüedades más famosa
La Feria de San Telmo es una de las ferias de anticuarios al aire libre más importantes de América. Es la fiesta más céntrica, tradicional, popular y turística de la ciudad de Buenos Aires y una visita obligada para los turistas y para los porteños también. En el año 2008 fue elegida por la revista National Geographic Travel como la segunda feria al aire libre más importante del mundo.
La Feria de San Telmo se desarrolla todos los domingos desde 1970 en la Plaza Dorrego, en la esquina de las calles Defensa y Humberto Primo, lugar histórico y corazón del barrio de San Telmo.
Su fundador fue el arquitecto José María Peña, director del Museo de la Ciudad, un pintoresco museo inaugurado en 1968, del cual hoy depende la feria. Varios motivos llevaron en su momento a Peña a crear la feria más famosa de Buenos Aires. Por un lado, quería que la ciudad contara con una feria similar a las que funcionaban en otros lugares del mundo.
Por otro lado, quería convertir a la feria en una especie de sala abierta del museo. Él planeaba que la feria debía exponer y vender productos muy similares a los que se exhibían en el museo, es decir objetos tomados de las casas de los porteños. Finalmente, buscaba atraer visitantes al casco histórico de la ciudad con el objeto de revalorizarlo.
La Feria de San Telmo comenzó con 30 puestos y hoy son 270
En un primer momento, la feria contó con 30 puestos de hierro y techo de lona gris, que era el número que la municipalidad fijaba en ese momento para todas las ferias al aire libre. Ante la negativa del único anticuario que tenía un negocio en la zona de plaza Dorrego de sumarse a esta feria, lo que Peña y sus colaboradores hicieron fue publicar un aviso en tres diarios, Clarín, La Nación y La Prensa. El anuncio decía: “¿Quiere vender sus cosas viejas? Hágalo en una plaza” y daba una dirección para acudir a los interesados en el proyecto.
Así lograron conseguir 28 feriantes, pero tenían que juntar 30, así que la historia cuenta que convenció a dos conocidas de la familia a ocupar esos puestos. Pronto no hizo falta ya que la feria comenzó a tener mucho éxito. Debido a este gran crecimiento, hubo que hacer un reglamento para ordenar el funcionamiento de la feria y un plano de la misma.
El plano actual de la feria es muy similar al de la fecha de creación porque, desde febrero de 1971, es decir tres meses después de su creación, la feria ya contaba con 270 puestos que se conservan hasta hoy.
Reglamento de la Feria de San Telmo
Acceder a un puesto en la Feria de San Telmo es difícil no sólo porque los puestos se otorgan por un riguroso sorteo a medida que van quedando lugares vacantes, sino también porque la persona que es seleccionada tiene que comprometerse a cumplir con un reglamento sumamente estricto.
El reglamento exige al feriante, entre muchas otras cosas, que en su puesto sólo se vendan cosas antiguas, que va a estar presente en todo momento y que, si va a contar con la ayuda de un colaborador, esta persona solo puede estar en el puesto no más de dos horas.
Además, se compromete a abrir el puesto en horario todos los domingos. Si no lo hace, no sólo no podrá trabajar ese domingo, sino que en su legajo se anota una falta. Ante repetidas faltas, esa persona puede perder el puesto por un plazo no inferior a 3 años.
Los puestos van rotando de ubicación. Cada tres meses se realiza un sorteo de la ubicación de los puestos en la feria y si un titular no se hace presente en el sorteo, también puede perder su lugar en la feria.
Sólo se pueden vender antigüedades
Un requisito fundamental para estar en la Feria de San Telmo es que los productos sean antigüedades. Una antigüedad es un objeto que cuenta con al menos un siglo de vida. Pero su valor no depende sólo de este hecho, sino que también se tiene en cuenta su manufactura, que generalmente incluye algún grado de manualidad y de atención al detalle, su estado de conservación y su singularidad. Esto quiere decir que un objeto común vale menos que si es una pieza única o hay poca cantidad. También se tiene en cuenta que no sea un objeto de uso cotidiano en la actualidad.
No se pueden vender artesanías en esta feria desde el año 1974. Antes sí estaba permitido, porque en la ciudad no funcionaba ninguna feria de artesanos. En esa época, sólo estaban en funcionamiento la feria de Filatelia de Parque Rivadavia y la de pájaros de Pompeya.
Bullicio, colores y abigarrado enjambre de objetos
Si uno visita hoy la feria, podrá ver enorme variedad de objetos: muebles, amuletos, relojes, objetos de bronce, clavos, gramófonos, palanganas, discos rayados de Gardel, brújulas, tijeras, medallas, libros de santos, lámparas, floreros, anteojos, espejos, postales, cuadros, braseros, almanaques antiguos, mates, bombillas y mucho más.
Por las calles aledañas pareciera que se extiende de la feria, pero esos puestos no forman parte de la feria de cosas viejas y antigüedades de San Pedro Telmo. En estos puestos sí se venden artesanías, souvenirs y todo tipo de objetos.
Eventos y espectáculos
Si hoy en día visitan la feria, los objetos no son la única atracción del lugar ya que la feria es sede de gran variedad de espectáculos y de distintos eventos, como shows de tango y folclore, mimos, estatuas vivientes, pintores y artistas callejeros.
Entre los eventos que se realizan en la feria, destacamos tres:
El domingo del coleccionista: los feriantes exhiben en un mismo lugar objetos de un mismo tipo, por ejemplo, discos antiguos. El objetivo es atraer a la persona que colecciona un objeto y favorecer la venta de un producto determinado, además de hacer publicidad para la feria en general.
El domingo de los sombreros: ese día todos los titulares de los puestos se colocan sombreros extravagantes y originales.
La Feria de disfraces: se realiza para el aniversario de la feria, es decir el domingo más cercano al 11 de noviembre, fecha de su creación. Ese día no sólo los titulares se disfrazan sino que también decoran sus puestos de manera especial.
En estos dos últimos eventos, se elige un jurado con miembros del público que se encarga de elegir al puesto ganador. El premio es poder elegir la ubicación del puesto sin pasar por el sorteo de ubicaciones. El ganador puede elegir durante tres meses donde ubicar su puesto.
La feria dio gran impulso al barrio porque gracias a ella se instalaron en la zona muchos locales de anticuarios y se reacondicionaron y rehabilitaron casonas antiguas cerca de la plaza Dorrego para alojar comercios, galerías comerciales, cafés, restaurantes e incluso desde 1979 se logró la ley de preservación histórica del barrio.
Cuando estés de paso por Buenos Aires o si eres de la ciudad, no te pierdas los domingos esta feria de antigüedades, tango, bohemia y colores.