Cementerio de Recoleta, museo al aire libre en Buenos Aires
El cementerio de la Recoleta se ubica en el Barrio de Recoleta en Buenos Aires y es uno de los atractivos turísticos más populares de la ciudad.
Es famoso por sus imponentes mausoleos y bóvedas adornados con mármoles y esculturas, que contienen las tumbas de las personalidades más destacadas del país.
La riqueza y el valor arquitectónico del cementerio reflejan una época dorada de la Argentina, cuando era una potencia económica a fines del siglo XIX. Las familias más acomodadas se mudaron a vivir al barrio de Recoleta y comenzaron a construir panteones esplendorosos para sus muertos.
Junto con los célebres cementerios Père Lachaise de París y el Stagliero de Génova son considerados los más interesantes del mundo por su patrimonio artístico y arquitectónico.
Un poco de historia
El Cementerio de la Recoleta fue inaugurado el 17 de noviembre de 1822 en las tierras utilizadas hasta entonces como huerta por los monjes recoletos. Los monjes pasaron a alojarse en el Convento vecino, hasta su expulsión de la Argentina, acaecida en el mismo año, como consecuencia de una reforma eclesiástica.
La idea de su creación fue propiciada por Bernardino Rivadavia, cuando era ministro de gobierno de Martín Rodríguez, por la necesidad de tener en la ciudad un cementerio público. Hasta ese momento, los muertos se enterraban en los camposantos de las iglesias. El crecimiento de la población hizo que se necesitara un lugar más grande y organizado.
El diseño original se debe al ingeniero Próspero Catelín. El primer intendente que tuvo Buenos Aires, Torcuato de Alvear, modificó los planos para adecuar la necrópolis a los nuevos tiempos que vivía la ciudad. El ingeniero y arquitecto Juan Antonio Buschiazzo remodeló el famoso cementerio. Lo rodeó con un muro de ladrillos y pavimentó sus calles. Construyó una entrada de estilo neoclásico y una capilla para los responsos (última oración para el descanso eterno) a la derecha de la entrada.
En la capilla se puede apreciar una escultura de Cristo del escultor Julio Monteverde en una sola pieza de mármol.
Desde ese momento, expresar su arte en el cementerio fue elección de muchos escultores y arquitectos de renombre internacional.
En el año 2003, el Cementerio tuvo un proyecto de mejora. Se nivelan las calles, se lo ilumina y se va a permitir que todos los visitantes lo puedan recorrer con visitas gratuitas los 365 días del año.
Monumento Histórico Nacional
El cementerio en sí y 90 de las bóvedas han sido declarados Monumento Histórico Nacional. Las bóvedas que son Patrimonio Histórico no pagan tasas. El resto pagan una tasa de 900 pesos por año por metro cuadrado. Además, pagarle a un cuidador para cuidarlas y limpiarlas.
Visitas guiadas
El Cementerio de la Recoleta ofrece visitas guiadas gratuitas sólo en español. De martes a viernes a las 11 y a las 14 h. Sábados, domingos y feriados, a las 11 h y a las 15 h. El recorrido dura aproximadamente una hora y media y se realiza con una guía especializado del Cementerio.
Mausoleos
Es un pequeño cementerio, tiene 5, 5 ha pero es un cementerio con mucha historia, dentro de las 4870 bóvedas está toda la historia argentina. Entre las personalidades enterradas en el Cementerio de la Recoleta figuran líderes políticos, escritores, Premios Nobel, deportistas y empresarios.
La mayoría de los presidentes argentinos están enterrados aquí: Dorrego, Lavalle, Viamonte, Rosas, Mitre, Sarmiento, Avellaneda, Roca, Pellegrini, Uriburu, Quintana, Figueroa Alcorta, Saenz Peña, Aramburu, Alfonsín y muchos más.
Mujeres importantes como Victoria Ocampo o Remedios de Escalada, la esposa de San Martín. Otras personalidades destacadas como Adolfo Bioy Casares, Miguel Cané, Marcos Paz y familias importantes como los Roverano o los Leloir.
Eva Perón, el mausoleo más visitado
Una de las tumbas más concurridas es la de María Eva Duarte de Perón. Siempre rodeada de flores, en el mausoleo de la familia Duarte se halla la tumba de Evita, actriz, dirigente política y esposa de Juan Domingo Perón.
Historias curiosas en el Cementerio
Cuando realizamos las visitas guiadas escuchamos historias increíbles sobre amores turbulentos, no correspondidos, secretos y pasiones que trascienden la muerte. El cementerio es un cofre lleno de historias insólitas para conocer y recorrer, como la de Rufina Cambaceres. Esta joven de la alta sociedad porteña tuvo un ataque de catalepsia al enterarse que su prometido la engañaba. Luego despertó en su tumba y trató de salir. Una bella escultura con su imagen abriendo la puerta de su tumba decora su bóveda.
O la de Liliana Crociati, quien falleció durante su luna de miel y en cuyo honor sus padres construyeron una bóveda. Allí reprodujeron su dormitorio y colocaron su escultura en la entrada con su vestido de novia y su inseparable perro. O la de David Alleno, cuidador del cementerio. Alleno ahorró toda su vida para poder construir en él su propia tumba. Cuando lo logró fue a su casa y se suicidó para poder descansar allí.
