Qué hacer en Rocamadour, el tesoro medieval incrustado en los acantilados del Valle del río Alzou. Esta ciudad medieval es una joya que brilla en el corazón de Francia. Con 600 habitantes, es un poblado rural ubicado al sudoeste del país en el departamento de Lot, en la región de Occitania. Rocamadour se ubica a 165 km de Toulouse, la capital de la región y a 287 de Montpellier.
Con su arquitectura impresionante, vistas panorámicas y rica historia, este pueblo cautiva a los visitantes desde hace siglos. Casas y capillas aferradas a los acantilados, rodeadas por un río y dominadas por un castillo, todo ello enclavado en una vegetación exuberante. Sin dudas un lugar mágico, que, dicen, está bendecido por Dios. Aquí te presentamos una guía para descubrir qué hacer en Rocamadour:
1. Peregrinación a la Capilla de Notre-Dame
Rocamadour es famoso por su importancia religiosa y es uno de los puntos del camino de Santiago de Compostela. Recibe cada año más de un millón y medio de visitantes. La Capilla de Notre-Dame es el epicentro espiritual y es donde está la imagen más venerada, la Virgen Negra. Está ubicada en la cima de la ciudad y es un lugar de peregrinación que ha atraído a devotos durante siglos. El ascenso por la Gran Escalera es una experiencia única que te recompensará con vistas impresionantes.
2. Explorar la Ciudad Sagrada
Recorre las estrechas calles empedradas de la ciudad medieval, ubicada sobre un acantilado con espectaculares vistas sobre el valle del río Alzou. Cada esquina revela una nueva maravilla arquitectónica. Descubre la Basílica de San Salvador y la Iglesia donde está la Cripta de San Amador, ambas reconocidas como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y parte del Camino de Santiago. No te pierdas las iglesias de Sainte-Anne, Saint-Blaise, Saint-Jean-Baptiste, Notre-Dame (donde se encuentra la Virgen Negra) y Saint-Michel.
Todos estos monumentos religiosos se encuentarn en la Explanada de los Santuarios, en la cima de una escalera monumental de 216 escalones. En total 7 iglesias y capillas construidas entre los siglos XI y XIII. Dominando la zona, un imponente castillo, el Palacio de los obispos de Tulle.
3. Recorrer el antiguo Palacio de los obispos de Tulle
El Palacio de los obispos de Tulle domina el conjunto y ofrece una espléndida vista del pueblo desde un mirador. Las murallas que rodean este castillo pueden recorrerse a pie para admirar un panorama extraordinario. Una escalera monumental de doscientos dieciséis escalones conduce a la explanada del santuario. Una construcción audaz que desafía todas las leyes urbanísticas (la fe era la ley en aquella época).
4. Participar del Festival de Globos aerostáticos
Si visitas Rocamadour el último fin de semana de septiembre, podrás apreciar este increíble espectáculo. Miles de turistas, locales, fotógrafos y fanáticos de los globos se reúnen en este festival para observar el vuelo de globos de todos los colores y formas en un marco excepcional. Es de acceso libre y gratuito y se realiza sábado y domingo, con dos sesiones de vuelo entre las 8 y las 17 horas.
5. Experiencia Gastronómica en Rocamadour
Disfruta de la deliciosa gastronomía de la región. Prueba el queso de Rocamadour, un queso de cabra de renombre que lleva el nombre del pueblo. Los restaurantes locales ofrecen platos tradicionales como confit de pato y trufas que deleitarán tu paladar.
6. Observar aves en los Acantilados
Los acantilados que rodean Rocamadour no solo son impresionantes desde el punto de vista arquitectónico, sino también desde el punto de vista natural. Aprovecha la oportunidad para realizar excursiones de observación de aves y maravíllate con la diversi.ad de especies que habitan en la región. Muy cerca del castillo hay un centro de cría y reproducción de aves (Rocher des Aigles). Allí podrá observar águilas, buitres, cóndores, halcones y búhos,
7. Descubrir una gruta prehistórica
Como Rocamadour está aferrado a un acantilado, existen varias cuevas. Sin embargo, la única “cueva” abierta al público es la Grotte Préhistorique des Merveilles (Gruta prehistórica de las Maravillas). Se encuentra en un lugar llamado l’Hospitalet (en lo alto de Rocamadour, cerca de la Oficina de Turismo).
Una buena idea de nuestra lista de Qué hacer en Rocamadour es hacer la visitas con guía local de la grtuta. Un buen plan para las familias con niños. Dentro de la cueva se ven pinturas rupestres de manos, caballos, un felino y un ciervo que datan de más de 20.000 años. La visita dura más o menos 45 minutos ya que la cueva es pequeña, 45 metros de largo y 25 de ancho.
Rocamadour es un destino que combina lo espiritual, lo histórico y lo natural. Al explorar sus callejones empedrados y disfrutar de sus vistas majestuosas, te sumergirás en un mundo donde el tiempo parece detenerse, dejándote con recuerdos imborrables de esta joya medieval de la Occitania francesa.