La Plaza de Mayo es la plaza principal de Buenos Aires y tiene un gran significado para el pueblo argentino. Fue siempre, desde la fundación de la ciudad, el espacio público más famoso e importante. Es la plaza más antigua porque tiene el honor de haber sido el lugar de fundación de la ciudad, aquel 11 de junio de 1580.
No solo es testigo del ir y venir de los porteños sino del transcurrir histórico de todos los argentinos. En este lugar ocurrieron grandes momentos de la historia argentina. Nos podemos imaginar a Garay plantando el palo de la justicia, podemos imaginar el bullicio y los olores de la Recova. Podríamos pararnos frente al Cabildo e imaginar a los criollos bajo lluvia esperando las buenas nuevas de los revolucionarios ese 25 de mayo de 1810 o caminar al extremo opuesto y mirar el balcón de la Casa Rosada, otro testigo de la historia, donde Perón y Evita le hablaban a los descamisados, donde se asomó el Papa Juan Pablo II, muchos presidentes y hasta Diego Maradona.
Porque en esta plaza también hubo bombardeo, caos y muerte en 1955, cuando se trató de derrocar al gobierno de Perón. Porque la plaza también es un símbolo de la defensa de los derechos humanos porque aquí está el recuerdo imborrable de las madres y abuelas que reclaman por sus hijos y nietos desaparecidos. Los pañuelos dibujados en el suelo alrededor de la Pirámide de Mayo son testigos de su lucha, víctimas del terrorismo de estado que se dio durante la última dictadura militar.
Este triste proceso de la historia ocurrió entre marzo de 1976 hasta el regreso de la democracia el 10 de diciembre de 1983. El 30 de octubre de ese año los argentinos volvieron a votar. Habían perdido ese derecho, junto con muchos otros, el 24 de marzo de 1976, cuando fue derrocado el gobierno de Isabel Perón a través de un golpe de Estado encabezado por las Fuerzas Armadas.
Pero esta plaza también fue, y sigue siendo, sede espontánea de grandes festejos. Porque en esta plaza no solo se reclama, también se festeja. Se festejó el regreso a la democracia con Alfonsín y también se festejó la locura argentina por el fútbol después de los mundiales de 1978 y 1986.
Sea como sea, la Plaza de Mayo siempre es el epicentro de las grandes movilizaciones populares que suceden en la Argentina. Es el espacio por excelencia donde se manifiesta el pueblo. Es un símbolo político histórico y cultural, la más antigua, la más emblemática, la más importante.
La plaza nació un día frío de junio de 1580
Después del fallido intento de fundar una ciudad por Pedro de Mendoza, la corona española decide enviar otro contingente al Río de la Plata. Llegan 64 personas al mando de Juan de Garay un 11 de junio de 1580, provenientes desde Asunción, Paraguay. Ese día es el día de la Santísima Trinidad. Por eso, Juan de Garay le da a la ciudad el nombre de Trinidad y Puerto de Santa María de Buenos Aires, retomando el nombre que Mendoza le había dado al puerto.
Siguiendo las leyes de indias, lo primero que hizo Garay al fundar la ciudad es elegir la Plaza Mayor, la actual Plaza de Mayo. Allí Garay plantó el rollo de la justicia donde estaban las ordenanzas, los decretos y los nombres de los 9 cabildantes que conformaron el primer cabildo. También se elige por sorteo el patrono de la ciudad: San Martín de Tours. Luego de designar la plaza mayor, se colocan los edificios principales como el Cabildo y la iglesia. El primer Cabildo que funda Garay estaba conformado por 9 personas: cabildantes, regidores y alcaldes, todos con una funciones diferentes.
La plaza mayor era un lugar multiuso donde se celebraban ceremonias religiosas y oficiales. Allí también estaba el mercado, era estacionamiento de carretas, se realizaban corridas de toros, ejecuciones públicas, cepos de castigo e incluso juego de loterías.
Hoy la Plaza de Mayo es el corazón de Buenos Aires. Se ubica en el barrio de Monserrat y está rodeada de edificios de gran importancia histórica. Para conocerlos, te proponemos un recorrido por la Plaza de Mayo, con el fin de recorrer la historia y el presente de este sitio tan emblemático de la Argentina.