Estancia El Ombú de Areco: tradición gaucha a una hora de Buenos Aires

Estancia El Ombú de Areco: una joya rural en el corazón de la pampa argentina

A solo 120 kilómetros de Buenos Aires, en las afueras del histórico pueblo de San Antonio de Areco, se encuentra la Estancia El Ombú de Areco, un lugar donde el tiempo parece haberse detenido. Fundada en 1880 por el general Pablo Ricchieri, el mismo que introdujo la ley de servicio militar obligatorio en Argentina, esta estancia es hoy uno de los destinos rurales más encantadores y representativos de la vida gaucha.

En la actualidad, esta emblemática estancia de San Antonio de Areco abre sus puertas a viajeros de todo el país y del extranjero. Durante más de 25 años, quienes la visitan llegan para vivir un auténtico día de campo o disfrutar de una estadía en sus acogedoras y elegantes suites.

Con más de 300 hectáreas de llanura, árboles centenarios y una casona de estilo colonial rodeada de una galería con columnas, el sitio invita a disfrutar del campo con todo su encanto tradicional. En sus 300 hectáreas dedicadas a la ganadería y la agricultura, la estancia cuenta con más de 350 reses de raza Aberdeen Angus y unos 70 caballos. Los campos se destinan al cultivo de soja, maíz, trigo, avena o pasturas, según la temporada.

Cómo llegar

La estancia se ubica en el partido de San Antonio de Areco, provincia de Buenos Aires, a aproximadamente una hora y media de viaje desde la capital. El acceso es sencillo: se puede llegar en automóvil por la Ruta Nacional 8, o mediante excursiones organizadas desde la ciudad, que incluyen traslado, actividades y almuerzo. El camino es parte del disfrute: al dejar atrás el bullicio porteño, el paisaje se transforma en una sucesión de estancias, campos de pastoreo y cielos infinitos.

La historia detrás de una estancia legendaria

Construida hacia fines del siglo XIX, la casa principal de El Ombú es una auténtica joya arquitectónica. De estilo colonial italiano, conserva los pisos de mosaico originales, techos altos y muebles antiguos que pertenecieron a la familia Ricchieri.

Desde 1934, pertenece a la familia Boelcke. En 1993, la estancia fue restaurada y abierta al turismo rural, manteniendo intacto su espíritu original. Hoy combina el encanto histórico con la hospitalidad de sus anfitriones, quienes han logrado transformar el lugar en un refugio de descanso y conexión con las raíces rurales del país.

El nombre de la estancia proviene del gran ombú que domina el parque central, símbolo de la pampa y testigo del paso de generaciones. A su sombra, viajeros de todo el mundo disfrutan del mate, las empanadas o un descanso después del asado, mientras los caballos pastan tranquilamente alrededor.

Un día de campo entre caballos, asado y folklore

La propuesta más popular de El Ombú de Areco es el “día de campo”. Es una experiencia que resume la esencia de la vida en la llanura pampeana. Los visitantes son recibidos con empanadas caseras y vino, mientras suenan guitarras criollas que dan la bienvenida a una jornada llena de tradición.

Durante la mañana, se puede recorrer la estancia a caballo, en sulky o a pie, para observar de cerca las tareas rurales y el trabajo del gaucho con el ganado. Los más curiosos pueden visitar los establos, las huertas o la laguna donde se concentran diversas aves autóctonas. Al mediodía llega el momento más esperado. Se sirve el asado criollo bajo los árboles. Incluye chorizos, morcillas, costillares y ensaladas frescas, acompañados por vino tinto y postres caseros como el flan con dulce de leche.

Luego del almuerzo, hay guitarreada y danzas folklóricas donde los visitantes pueden animarse a participar de una chacarera o un gato.

Por la tarde, los gauchos protagonizan una demostración de destrezas a caballo. Incluye carreras de sortijas, doma india (suave) o juegos ecuestres que reflejan la habilidad y la elegancia de estos jinetes del campo argentino.

Luego hay tiempo libre para disfrutar de todas las instalaciones. Hay piscinas, bicicletas, canchas de fútbol y de voley, mesa de billar, ping pong, metegol, reposeras y más. Para culminar el día, a las 17.30 se sirve la
merienda. Incluye pastelitos, variedad de tortas y budines caseros con café, té, mate, gaseosas o jug

Hospedaje y actividades rurales

Además de las visitas de un día, la estancia ofrece alojamiento en 11 magníficas habitaciones amplias con muebles de época. Todas equipadas con baño privado, televisión, aire acondicionado, ventilador y calefacción.Cuenta con sala de estar, un restaurante, una sala de juegos, dos piscinas, canchas de fútbol y de voley. El entorno invita al descanso con fogones nocturnos y una cocina que combina sabores caseros con recetas típicas argentinas.

El servicio incluye la pensión completa con un desayuno continental, un almuerzo típico con empanadas, asado criollo, postre y café, con bebidas incluidas, una merienda con café, té o mate acompañados de dulces caseros, y una cena con menú fijo que contempla entrada, plato principal, bebida y postre.

Los huéspedes pueden disfrutar de dos cabalgatas diarias de entre una hora y hora y media de duración, además del libre acceso a las piscinas, canchas deportivas, juegos y bicicletas.

La experiencia se completa con guitarreadas, danzas folklóricas y una demostración ecuestre que revive las auténticas tradiciones del campo argentino. Todo está pensado para que el visitante se sumerja en la vida rural sin perder comodidad ni autenticidad.

Un viaje a las raíces argentinas

Visitar la Estancia El Ombú de Areco es mucho más que pasar un día en el campo: es una oportunidad de reconectarse con la historia, la naturaleza y las tradiciones que dieron forma a la identidad argentina. En cada detalle, desde la arquitectura hasta el asado compartido, se respira el espíritu criollo y la hospitalidad de la gente del interior.

Ideal para una escapada de fin de semana o una experiencia de turismo cultural. Este rincón de la pampa bonaerense combina historia, paisaje y tradición en partes iguales. A solo un paso de Buenos Aires, El Ombú de Areco demuestra que la esencia del campo argentino sigue viva. Entre guitarras, caballos y el aroma inconfundible del asado bajo el sol, aquí disfrutará un día inolvidable.