Cómo visitar la Confitería del Molino en Buenos Aires: todo lo que hay que saber sobre este café histórico y un icono del art nouveau de Buenos Aires. Si quieres visitarla, te enseño cómo. Aún no está abierta al público como confitería pero puedes acceder al edificio y admirar el gran proceso de restauración que se está haciendo.
La histórica Confitería del Molino nació en 1916
La historia de la Confitería del Molino se remonta a mediados de 1800. Dos inmigrantes italianos, Cayetano Brenna y Constantino Rossi, ambos pasteleros, abrieron la “Confitería del Centro” en la actual esquina de Rodríguez Peña y Rivadavia. En 1886 el establecimiento pasó a llamarse “Antigua Confitería del Molino”. Con el ensanche de la avenida de mayo y la construcción de la Plaza del Congreso, se vieron obligados a mudarse. Los italianos salieron a buscar inmuebles por la zona y en 1905 compraron el edificio de la esquina de Callao y Rivadavia, donde crearon la confitería. La nueva confitería fue decorada con muebles traídos de Italia, cristales, herrajes, vitrales, detalles de mármol colosales y terminaciones en bronce.
Inicialmente el edificio contaba con planta baja, primer piso y segundo piso. Luego, el propietario, Cayetano Brenna compró las propiedades linderas y encomendó al arquitecto Francisco Gianotti, quien también diseñó las emblemáticas Galerías Guemes, un proyecto de unir los tres edificios en una sola fachada. El 9 de julio de 1916, en conmemoración al centenario de la Independencia, se inauguró la Confitería del Molino.
En 1930 y durante el golpe militar que derrocó a Hipólito Irigoyen el comercio sufrió un incendio devastador. Cerró sus puertas y la reconstrucción demandó un año de trabajo.
La “Tercera Cámara del Congreso” y sus ilustres visitantes
El lugar era conocido como la Tercera Cámara, ya que los diputados y senadores iban a diario a la confitería, antes y después de las sesiones. Personajes de la talla de Alfredo Palacios, Lisandro de la Torre, y Arturo Illia pasaron por sus mesas. Además de políticos, la visitaban figuras del espectáculo como Nini Marshal, que concurrían a los fastuosos salones del establecimiento. Escritores como Oliverio Girondo y Roberto Arlt citaron a la confitería en sus obras.
El gran cantante de tangos Carlos Gardel dejó su huella en el famoso “Leguisamo”, postre que pidió al pastelero Brenna para homenajear a su jockey y amigo Irineo Leguisamo.
El Molino fue también set de filmaciones de videoclips y publicidades de artistas como Rafaella Carrá y la banda española Loco Mía. Poco antes del cierre, Madonna grabó un videoclip en la confitería, cuando vino a filmar su película Evita.
Cierre, expropiación y restauración
Empujada por la crisis, la emblemática confitería cerró definitivamente sus puertas en febrero de 1997 y en octubre del mismo año fue declarada Monumento Histórico Nacional. A partir de ahí, comenzó un largo período de abandono, durante el cual el apoyo de la comunidad fue clave para su recuperación. Muchos vecinos y asociaciones ligadas a la conservación del Patrimonio juntaban formas en la esquina de Callao y Rivadavia para evitar su demolición.
Finalmente en 2014 se sancionó la ley 27.009 que dispuso la expropiación del Molino por parte del Estado Nacional y su transferencia al Congreso de la Nación. Se creó una comisión administradora del edificio del Molino. Esta comisión depende del Congreso de la Nación y es la responsable de recuperar la emblemática confitería y sus salones y proyectar un centro cultural y un museo en el área de los departamentos.
El Molino hoy
El edificio del Molino posee más de 7500 metros cuadrados construidos. Consta de tres subsuelos donde se encontraban las áreas de mantenimiento, fábrica de hielo y producción de pastelería. En la planta baja estaba la confitería, en el primer piso los salones de fiestas y en los 4 niveles superiores poseía departamentos que eran destinados a la renta.
Luego de permanecer cerrado por más de 20 años, en julio de 2018 finalizó el proceso de expropiación y el Congreso tomó posesión del inmueble y comenzó la restauración integral.
Este plan propuso recuperar además de los aspectos materiales, el patrimonio inmaterial del edificio, su rica historia, los personajes que lo habitaron, su exquisita carta gastronómica y los usos y costumbres que hicieron del molino un emblema argentino.
A través de las redes sociales se contactaron históricos trabajadores, familias que hicieron aquí sus celebraciones y aquellos que fueron habitués de la confitería. Sus testimonios fueron claves a la hora de la recuperación de la carta gastronómica y ornamentos perdidos con el paso del tiempo. Muchos donaron objetos emblemáticos que formarán parte del museo.
Plan de restauración integral del Molino
Con el aporte del Congreso Nacional se incorporó una treintena de restauradores que fueron capacitados y equipados para trabajar en la recuperación del Molino. Se restauraron maderas, metales, vitrales, solados de mármol, cielorrasos, luminarias originales y columnas de estuco, tanto en la planta baja como en los salones del primer piso.
En la cocina, se arreglaron los hornos franceses giratorios, únicos para la época y se limpiaron las antiguas máquinas de elaboración de panificados. Era en este sector donde se horneaba la producción diaria de la confitería. Según los testimonios de los trabajadores de la época, la misma alcanzaba más de 5 mil medialunas y más de 150 kilos de pan al día.
También se conformó un taller de arqueología urbana para preservar los bienes de valor patrimonial que se encontraron en el edificio. Se recuperaron y catalogaron miles de asaderas, latas, moldes, botellas, diarios, libros antiguos y documentos antiguos como fichas de proveedores, publicidades de la confitería y menúes.
El antiguo departamento contiguo a estos salones se transformó en el “Salón del encuentro arquitecto Ricardo Gianotti”, en homenaje al arquitecto que diseñó el edificio y en la vivienda de Brenna en el segundo piso se proyectó el “Centro Cultural de las Aspas”. Este espacio cuenta también con un patio andaluz totalmente renovado. Además se están poniendo en valor los antiguos departamentos del 4to y 5to piso, áreas destinadas a las oficinas técnicas y al futuro Museo de Sitio del Molino. Se dotó al edificio de un moderno sistema de ascensores conservando el frente histórico de los ya existentes y agregando uno nuevo desde el subsuelo hasta la terraza.
La fachada fue renovada junto con la estructura metálica de la marquesina original, la azotea y la torre cúpula. Se está recuperando el mecanismo que permite a las emblemáticas aspas girar, como lo hacían antaño. Los vitrales y los leones de la torre cúpula se habían perdido cuando se hizo la toma del edificio. Pero se pudieron recuperar gracias a los aportes fotográficos de la comunidad, muy activa en las redes sociales.
Fue un enorme desafío recuperar un edificio de gran importancia patrimonial, pasando además por la pandemia. A pesar de eso, ya se han restaurado más de 6000 metros de superficie, 1800 metros cuadrados de fachada, más de 1200 paños de vitral. A eso se suman más de 200 carpinterías metálicas y de madera y se recuperaron más de 120 luminarias.
Cómo visitarlo
Hoy la reapertura del Molino despierta gran interés social y muchas expectativas en la sociedad. Aunque no hay todavía fecha oficial de reapertura, las obras están ya muy avanzadas. Se puede visitar el edificio y admirar toda la gran obra de recuperación de este emblema nacional.
Las visitas se realizan los martes, miércoles y jueves a las 10 y a las 14 horas. Son gratuitas y duran un poco más de una hora. Es imprescindible reservar las entradas. Es cierto que se hace difícil conseguir lugares pero a la larga se consigue, en la web: https://inscripciones-delmolino.hcdn.gob.ar/
Mi consejo para conseguir lugar es unirte al canal de difusión del Molino en Instagram o Facebook. Accede en el link que les dejo a continuación: https://ig.me/j/AbakYi7cnU-HUxY7/.
El mismo canal de difusión te avisa cuando abre la inscripción para la siguiente semana y desde ahí mismo, puedes reservar. Fue así como yo pude conseguir tres entradas para visitarla. Ten en cuenta que tiene mucha demanda pero con paciencia, finalmente consigues tu lugar.
En qué consiste la visita
Debes llegar 10 minutos antes de la hora de visita y chequear que estés en la lista de inscriptos. De la mano de la guía, podrás recorrer la planta baja, el primer piso con los salones, la antigua casa de la familia Brenna y su bello Patio Andaluz. En el primer piso, se asiste un video muy interesante sobre la historia del Molino y su proceso de restauración paso a paso. Luego podrás subir a la terraza. Son 5 pisos (hay opción de ascensor para los que no pueden subir por la escalera). Desde allí podrás admirar la excelente restauración de la emblemática cúpula del Molino y admirar las vistas de la plaza del congreso y de la imponente cúpula del Congreso Nacional.
La visita termina en el gran salón de la confitería, donde se colocaron mesas para sentar a los visitantes y te ofrecen café y té de regalo. Podrás cumplir tu sueño de tomar un café en la histórica confitería del Molino, un emblema de Buenos Aires.
Confitería del Molino: Avenida Rivadavia 1815 (esquina Callao).